lunes, 25 de junio de 2018

Cronógrafos lonchafinistas, buscándose la vida a base de bien

Una forma de entender la vida frugalmente aviva el ingenio cada vez que uno ha de acometer una empresa.

Cuando se trata de medir la velocidad de un proyectil que sale de, por ejemplo, un arma de plástico como las que usamos en ese frikijobi llamado airchoft, hay tres opciones:
 

a) Gastarse un dinero en comprar un cronógrafo de corchopán (nada que ver, por cierto, con un cronógrafo balístico de verdad). Llenarle los bolsillos a alguien.
 

b) Mendigar uno a algún manirroto y dejar de ser autosuficiente.
 

c) Fabricarse uno, fiable y barato.

Como miembro de la muy honorable cofradía de la Virgen del Puño Cerrado, opto por la 3a opción. Hay tres tipos de artefactos caseros.

3 tipos de crono, de mayor a menor sofisticación XD
Cabe señalar que los conceptos que originaron esos chismes hechos a mano cuyos bocetos aparecen en esta entrada no son originaria y totalmente míos, sino también de otras personas que, al igual que el que escribe esto, optaron por seguir a rajatabla el lema de "va a consumir su puta madre".
Yo, como mucho, en su día los adapté y/o mejoré.
Se encamina así uno por unos derroteros en los que, en lo que a tecnología se refiere, se deja de ser mero consumidor para pasar a ser creador.


Y lo mismo con la instrucción / educación de los hijos. Vale la pena arriesgarse a que un crío al que le has enseñado a ver la tecnología como creación vuele tu ordenador -o tu casa- por los aires. Todo sea por lanzar a conquistar el mundo personas libres. Así lo veo.



1. El más sencillo de todos.



más simple imposible
Donde e1=e2 y el tercer (y último) obstáculo -preferiblemente de cartón para retener la bolita- sirve para determinar cuánto desacelera al proyectil cada uno de los dos obstáculos precedentes.
Cada vez que el proyectil atraviesa cada uno de los obstáculos -PAPEL lo más fino posible- genera un ruido que es recogido por su respectivo micrófono y es registrado por nuestro ordenador en una aplicación de captura de audio como es Audacity.

Audacity es gratuíto, de código abierto.
Dicha aplicación debe estar configurada con una tasa de muestreo lo más elevada posible.
Los 3 micrófonos están sencillamente unidos entre sí en un conector jack convencional, y éste conectado a la entrada de audio del PC. Qué mejor manera de reciclar esos incómodos auriculares de la RENFE.
Todos sabemos que v=e/t
El espacio lo conocemos de antemano, es la distancia entre cada uno de los obstáculos.
El tiempo lo obtendremos de la captura que haga el programa Audacity.
La desaceleración la obtendremos, como ya he dicho, del tercer y último obstáculo y nos servirá para que la medición sea precisa.
Bastará una simple calculadora o una hoja de cálculo.


2. Mediante sensores y un pc




Mediante células, que tienen la particularidad XD de emitir una señal cuando detectan un cuerpo. Esa señal es audible para un receptor de audio.
Cada vez que el proyectil pasa delante de cada una de las dos células emitirá un impulso que será registrado por el programa Audacity que se ejecuta en nuestro ordenador.
Lo mismo que antes, Audacity debe estar configurado con una tasa de muestreo lo más elevada posible.
Las 2 células están sencillamente unidas entre sí en un conector jack convencional. Y éste conectado a la entrada de audio del ordenador.
v=e/t
El espacio lo conocemos, es la distancia entre las células.
El tiempo lo obtendremos de la captura que haga Audacity.
No hay desaceleración reseñable, de ahí que sólo se requieran 2 células.
Bastará una simple calculadora o una hoja de cálculo.


3. Mediante sensores y microcontrolador como arduino (o raspberry pi)



Esto lo podemos refinar todo lo que queramos. Es el procedimiento más caro -ronda los 10€ a lo sumo-.
Un microcontrolador arduíno (el más básico sirve, y se puede conseguir por 2€) registra lo que capta cada uno de los sensores.
Previamente se ha creado -y se le ha cargado- un programa que calcule [con los datos registrados aplicados en la vieja fórmula v=e/t] la velocidad a que se mueve el proyectil y lo muestre en un display.
Si añadimos una botonera y refinamos el programa, podemos añadir menús por los que navegar para que calcule más cosas (cadencia de disparo, etc) o introducir variables como el peso del proyectil, etcétera, etcétera.



(*) Nota: Los artefactos 2 y 3 requieren ser alimentados y un sencillísimo circuíto eléctrico que puede ser realizado empalmando cables y batería, o con una simple placa de prototipado o, si uno quiere hacer algo muy pulido, fabricando una pcb con ácido y esas cosas XD.

viernes, 8 de junio de 2018

Quemador de Hornillo de campaña: MANTENIMIENTO

Izquierda: quemador de hornillo de gas, sin su bombona. Derecha: tradicional hornillo de alcohol casero elaborado con dos latas y diez dedos en cada mano.

El hornillo de campaña es más propio del montañismo, para afrontar etapas de una expedición.
Sin embargo, es frecuente sucumbir a la tentación de incorporarlo al inventario que se portará en una operación de simulación militar. En tal caso, por pequeño que sea el volumen, una opción es que el binomio (o la escuadra) elija quién lleva el aparejo y se ocupe de él.

Al igual que en el montañismo, lo recomendable es emplear hornillos muy pequeños, minimalistas, con quemador y bombona de reducido volumen y peso, muchas veces unidos por una goma por la que circulará el gas.
Hay gente, muchas veces autoproclamados referentes del miljim, a los que no es difícil ver con voluminosos equipos de camping gas. Esto, como ocurre con colchones hinchables, tiendas de campaña tamaño hotel y demás zarandajas, a mí me da malas vibraciones... premonición de finales prematuros. Acampada con ponys y tarta de manzana, mal asunto.
Sigo pensando que lo más adecuado para s.m. es el hornillo Esbit de tota la vida o los de alcohol. Pequeños, ligeros, versátiles, desechables, fáciles de fabricar.

El hornillo de gas, para el montañismo. Como he señalado antes, se suele emplear las versiones con quemador y bombona pequeñas, a ser posible unidos con un tubo.
Bien, mas este chisme no es desechable. Hay que hacerle un mantenimiento que variará en función de la calidad del chisme.

Si el quemador no enciende pese a estar bien alimentado con gas, o si queremos prevenir fallos, hay que desmontarlo y realizar unas operaciones muy sencillas: desmontaje, limpieza, engrase, montaje.

1. Desmontamos la bocacha y los accesorios desenroscándola

2. Desenroscamos el quemador en sí, esa pieza color cobre. Sobre el terreno se puede hacer con una cuchara, o un alicate.


3. Pasamos un alambre de cobre por el orificio de esa minúscula pieza para limpiarlo.

4. Limpiamos y lubricamos con grasa de teflón en las siguientes "roscas":

5. Volvemos a montarlo todo otra vez recordando que el par de apriete no ha de ser excesivo.
Especialmente el tornillo que sirve para regular el gas (el que en la foto aparece con una especie de aro de metal), que es sólo eso, un regulador. No hay que apretar en exceso.

6. Una vez montado el quemador, le acoplamos la bombona y, con el regulador en posición de "gas cerrado", comprobamos que no haya fugas con espuma de jabón y una esponja. Si se inflan burbujas de jabón, ahí habrá una fuga.